Lezama comunica
El Athletic Club difundió hace unas horas un vídeo en el que se muestra el avance de las obras en Lezama, incluidas en el Plan Director que desveló a los socios compromisarios en la Asamblea de hace tres temporadas y que, por cierto, el anterior presidente también presentó poco antes de perder las elecciones, con la firma del mismo arquitecto.
Aunque sólo se incluyen imágenes y música, el título de la noticia es significativo: "Recta final de las obras de Lezama". No se ve demasiado, pero se intuye que las instalaciones del Athletic están tomando un aspecto envidiable. La bonanza económica del club ha permitido la inversión en lo que debe ser el núcleo fundamental de trabajo de la institución.
Pero esta misma inversión que debería ser el orgullo del Athletic, es un ejemplo más de la falta de interés de los dirigentes en dar a conocer su forma de trabajar. El club se muestra hermético cuando algún periodista se interesa por algún aspecto general o concreto sobre estas actuaciones que benefician al club y claramente, también podrían beneficiar su imagen. Los teléfonos de Lezama siempre comunican.
Cuando en la última conferencia de prensa del presidente Urrutia, alguien le preguntó con el candor con el que los periodistas que siguen al Athletic hacen sus preguntas, que para cuándo estaba previsto que el Bilbao Athletic y el equipo femenino regresaran a Lezama, el dirigente rojiblanco, en vez de responder a lo que le cuestionaban, algo muy sencillo, se sintió dolido y dijo que en vez de interesarnos por eso deberíamos cantar las excelencias del Plan Director, de cómo van a quedar las instalaciones, de lo bueno que es eso para el club, etcétera, y al responder eso cayó en un sinsentido y en una contradicción. El sinsentido, porque de una vez por todas debería quedarle claro que puede o no salir a responder, pero en el primer caso no está legitimado para aconsejar sobre lo que debe interesar a los periodistas. La contradicción está en que nadie en la entidad responde a esas cuestiones sobre las que el presidente quiere que se interesen los periodistas.
Es un ejercicio inútil preguntar por esas cosas, porque nadie responde en Lezama. El teléfono está descolgado, comunica. O incomunica. De un tiempo a esta parte, cualquiera que se interese por hacer una historia sobre Lezama, sobre su remodelación, sobre su forma de trabajar, sobre los profesionales que trabajan allí, se estrellará contra una pared. Salvo que trabajes en el New York Times, que a esos sí, tendrás que hacer tu tarea desde fuera de la valla, es decir, mediante fuentes externas, o por lo que cada cual percibe de motu proprio, con lo que la pescadilla comienza a morderse la cola. Al final muchos datos son difícilmente contrastables, porque nadie en el Athletic da, o se atreve a dar, una confirmación de nada, y después el propio club se lamenta de esos datos inexactos que a veces aparecen en la prensa.
Cada año se producen un montón de buenas noticias en Lezama, como las de esas obras que están a punto de finalizar, y muchas más, pero es difícil acceder a ellas porque sobre la factoría del Athletic hay un apagón informativo que dura ya varios años, como si no contar las cosas contribuyera a que no se pierda la esencia rojiblanca.
En fin, qué se puede decir de una directiva escasamente cuestionada, entre otras cosas porque su gestión es evidentemente satisfactoria, pero que siente una aversión inexplicable hacia el gremio periodístico, hasta el punto de que cuando hace un par de años en San Mamés se inauguró la sala de prensa bautizada con el nombre de un periodista, Jose Iragorri, se impidió la entrada al acto a sus colegas. Tal vez hubo motivos: en la última rueda de prensa el presidente no pudo ocultar que a él no le gustó nada que ese recinto se llamara así; que lo aceptó porque decidió la Asamblea. No lo había dicho hasta ahora, aunque se lo intuía, pero no pudo ocultarlo más. Con su pan se lo coma.
Por cierto, quienes me lean habrán visto que me he resistido a utilizar la frase "política de comunicación" hasta esta última línea.