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GIRO DE ITALIA 2017 Segunda etapa: OLBIA-TORTOLI (221 KMS.)

Andre Greipel celebra su victoria en la línea de meta de Tortoli (Cerdeña).

FOTO GIRO DE ITALIA

Greipel y las cosas en su sitio

El ciclista alemán del Lotto vence sin rivales en el "sprint" y se viste de rosa

CLASIFICACIÓN ETAPA

 

1. André Greipel (ALE) 6h:05:18

2. Roberto Ferrari (ITA) m.t

3. Jasper Stuyven (BEL) m.t

4. Fernando Gaviria (COL)  m.t

5. Kristian Sbaragli (ITA) m.t

6. Enrico Battaglin (ITA)-m.t

7. Ryan Gibbons (RSA) m.t

8. Geraint Thomas (GBR) m.t

9. Caleb Ewan (AUS) m.t

10. Valerio Conti (Ita) m.t

CLASIFICACIÓN GENERAL

 

1. André Greipel (ALE) 11h:18:39

2. Lukas Pöstlberger (AUT) a 4

3. Caleb Ewan (AUS) a 8

4. Roberto Ferrari (ITA) m.t

5. Jasper Stuyven (BEL) a 10

6. Pavel Brutt (RUS) a 12

7. Kristian Sbaragli (ITA)  a 14

8. Ryan Gibbons (RSA)  m.t

9. Fernando Gaviria (COL) m.t

10. Enrico Battaglin (Ita)  m.t.

A pesar de que es una carrera anárquica a veces, al Giro le gusta poner las cosas en su sitio. En 1924, Alfonsina Morini, que tras su matrimonio cambió el apellido por Strada, que era el de su marido, también modificó su nombre y le quitó la última letra para quedarse en Alfonsin y poder inscribirse así en la carrera. Los organizadores no se dieron  cuenta de que era una mujer hasta que la vieron en la línea de salida.

 

No se cortaba un  pelo: durante la I Guerra Mundial participó dos veces en el Giro de Lombardía y la segunda vez acabó entre los 25 primeros. El público descubrió a aquella mujer entre los hombres del Giro y se convirtió en un fenómeno, pero los organizadores no se lo tomaron tan bien.

 

En la séptima etapa alegaron que había llegado fuera de control y la descalificaron. Sin embargo, Emilio Colombo, director de La Gazzetta dello Sport, se dio cuenta de que allí tenía un  filón publicitario y de ventas, así que permitió que siguiera en el pelotón aunque sus tiempos ya no contaban. Él mismo le pagaba el alojamiento en las ciudades en las que recalaba el Giro. Fue la primera y la última vez en la carrera más importante del país porque intentó inscribirse dos veces más y no lo consiguió. Para la mentalidad de la época, en la que las mujeres ni siquiera tenían derecho al voto –en Italia lo consiguieron en 1947–, se pusieron las cosas en su sitio.

 

Todo volvió a la normalidad, como cuando unos años después, la Gazzetta le ofreció a Alfredo Binda el dinero de los premios de la prueba con la condición de que no participara después de su dominio aplastante en las tres  ediciones anteriores que ganó después de imponerse además en 26 etapas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Querían de nuevo poner las cosas en su sitio y vender más periódicos de color rosa, porque con Binda dominándolo todo, la difiusión decayó al mismo ritmo que la emoción. En definitiva, ganó Luigi Marchisio, cuyo escuálido palmarés no emocionó demasiado y nunca se pudo comparar con el de Binda.

En el escarpado territorio sardo, Andre Greipel, por su cuenta y riesgo, también puso las cosas en su sitio. No tuvo que echar mano de la organización, sólo de su equipo, el Lotto, y del trabajo previo del Barhein de Vincenzo Nibali, que también quiere poner las cosas en su lugar y demostrar quien manda, sobre todo unos días antes de que el Giro salte de isla en isla, de Cerdeña a Sicilia, la tierra del campeón italiano.

 

Greipel también era el favorito en la primera etapa pero Polstberger se encontró con un caramelo inesperado. Esta vez la llegada no era tan complicada y aunque el austríaco se vino arriba vestido de rosa y se dejó ver en cabeza bajo el triángulo rojo del kilómetro final, pereció engullido por los depredadores del sprint que no le dieron opciones de luchar por conservar la maglia de líder.

Es ahora el poderoso llegador alemán de mandíbula cuadrada y musculatura de hierro el que se viste con el color sagrado del Giro, que otra vez tiene las cosas en su sitio.

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