TOUR DE FRANCIA 2017 9 de julio 9ª etapa Nantua-Chambéry / 181,5 kms.
LA CARRERA
Richie Porte, atendido por los servicios médicos del Tour tras su caída. ©ASO
Los rivales de Froome van cayendo
Urán gana una etapa en la que Porte sufrió un grave accidente que le obligó a retirarse
Habrá que empezar a discernir sobre si el Tour se está poniendo serio o, directamente, fúnebre. Sólo han pasado ocho días desde que comenzó y empiezan a repartirse más condolencias que felicitaciones. Las sirenas de las ambulancias hacen más ruido que los claxons de la caravana publicitaria. Es posible que Froome acabe ganando en París, dentro de dos semanas, pero la organización y las televisiones rezan porque no sea por ausencia de rivales. Los huecos que van dejando los favoritos empiezan a llenarlos meritorios casi sin oficio.
Está claro que el Tour, una carrera extenuante, se suele ganar por eliminación, pero en este caso parece que alguien ha dado esa consigna macabra de las películas de mafiosos: "Haz que parezca un accidente", aunque no sea así. Que gane Froome entra dentro de la normalidad del deporte; que lo haga porque se convierta en el único capaz de seguir en pie después de 21 asaltos ya no es tan habitual, y menos cuando aún los ciclistas no han catado ni los Alpes ni los Pirineos.
Menos mal que algunos aún resisten en pie y el británico no ha dinamitado la carrera como solía antes del primer descanso y aún siente la amenaza de Aru y algún valiente suelto que pulula por la zona alta de la clasificación, pero parece poca resistencia para el británico.
A veces los ciclistas ven cosas que el común de los mortales pasa por alto. El aficionado y el periodista esperan una etapa con ataques en el último puerto, que es el ciclismo nuestro de cada día, y al más fuerte, que suele ser Froome, abriendo un hueco casi definitivo en la General. Suele ser Froome, pero podrían ser Aru, o Porte, o cualquier otro. Pero los corredores lo ven de otra forma. Al acabar la etapa de Des Rousses, una jornada de brutal desgaste, el líder pronunció unas palabras que se han cumplido, literalmente: "Puede que veamos la clasificación general estallar en pedazos".
Y así ha sido. De los diez primeros clasificados de ayer han caído cuatro nombres, y no parecía previsible que ninguno de ellos abandonara los puestos de honor tan pronto, pero de repente ya no están en ese top ten ni Geraint Thomas, ni Richie Porte, ni Alberto Contador ni Rafal Majka.
La cuestión es que, salvo en el caso de Contador, que ha sufrido unas crisis en el último puerto y ha llegado desfondado a los kilómetros finales, los otros tres ciclistas han padecido sendos accidentes que les han apartado del Tour. El de Porte, por supuesto, es el más significativo. Era una de los candidatos a hacer daño a Froome, que no parece con la lucidez de los años anteriores.
El corredor australiano sufrió un accidente escalofriante en el descenso del Mont du Chat. En una curva sin aparente dificultad se fue recto, chocó con el talud de hierba pero salió despedido, por la velocidad que llevaba, de nuevo al asfalto, que cruzó para chocar contra la otra ladera. En su camino arrolló a Daniel Martin, que poco después retomó el camino, aunque acabó perdiendo más de un minuto.
Después de ser inmovilizado por las asistencias de la carrera, fue evacuado en ambulancia. Adiós al Tour. Lo mismo que dijo Geraint Thomas, el lugarteniente de Froome, en el descenso del col de la Biche. Sufría una fractura de clavícula. ahí mismo se cayó Rafal Majka, herido y magullado, y Alberto Contador, que siguió sin demasiados daños.
La etapa se podría publicar en la página de sucesos, o en la del sudoku, que ahora está pasado de moda, porque fue, como sucede a veces con el pasatiempo matemático, casi indescifrable y además tuvo un desenlace sorprendente. Estaba considerada como la más dura del Tour, con tres puertos fuera de categoría, y se fue deshilachando ya desde el primero, cuando Bardet y su equipo se lanzaron en un peligroso descenso que provocó varias caídas.
El Ag2R estaba ambicioso, aunque entre Henao y Mikel Landa consiguieron llevar a Froome hasta zonas tranquilas. Fue en la última ascensión en la que se precipitaron los acontecimientos. Pinchó Froome, levantó la mano para pedir ayuda al coche y Aru aceleró seguido de Nairo Quintana. Fue un gesto poco deportivo que, sin embargo, desencadenó los sucesos posteriores: el desfallecimiento de Nairo Quintana, el apagón total de Alberto Contador, que también se cayó dos veces; el accidente de Porte en el descenso, la valentía de Romain Bardet tratando de llegar en solitario, la alegría de Warren Barguil creyéndose vencedor después de haber coronado en cabeza y haber sido cazado después, y su gran decepción al saber que la foto finish daba como vencedor inesperado a Rigoberto Urán, que a pocos kilómetros tuvo que reparar el cambio de su bicicleta sobre la marcha.
Froome, que se va quedando solo, fue tercero y restó cuatro segundos más a quienes le persiguen, que cada vez son menos.
"Al final, no sabía si debía cambiar la bicicleta o no por el problema del desviador. Quería estar seguro de poder disputar el sprint"
RIGOBERTO URÁN
"Mis pensamientos están con Richie Porte, espero de verdad que que no se haya lesionado seriamente y se recupere muy pronto"