top of page

TOUR 2017  5 de julio 5ª etapa Vittel-La Planche des Belles Filles / 160,5 kms.

LA CARRERA

Chris Froome se pone el maillot de líder en el podio de La Planche des Belles Filles.  ©ASO

Froome, con su color habitual

Fabio Aru gana la etapa y el británico se coloca como líder aunque sin grandes diferencias

La Planche des Belles Filles tiene una leyenda truculenta tras de sí. Habla de doncellas que se suicidaron lanzándose a un lago para evitar caer en manos de mercenarios suecos durante la Guerra de los 3 años. Como sucedió hace mucho, nadie puede acreditar que sea verdad, y probablemente no lo será, pero queda bien explicarlo cada vez que el Tour pasa por allí, que por cierto, sólo ha ocurrido en tres ocasiones. En el ciclismo, sin embargo, la leyenda truculenta se convierte en un augurio de grandeza. Aquí ganó Froome su primera etapa cuando era meritorio de Bradley Wiggins; aquí venció también Vicenzo Nibali para empezar a ganar su Tour.

Los Vosgos están unidos a otra leyenda más hermosa que la de las doncellas suicidas, la del Tour, desde casi sus inicios. Ya en 1905, fueron las primeras montañas que se subieron, cuando los ciclistas tenían que pararse para darle la vuelta a la rueda trasera y poner un piñón más adecuado para las cuestas. Fue un empeño de Henri Desgrange, que quería hacer pasar la carrera cerca de los territorios ocupados por Alemania en Alsacia y Lorena desde la guerra Franco Prusiana. Ascendieron el Balón de Alsacia, y fue Pottier el primero en atravesarlo.

Ganó el Tour. Como han hecho Froome y Nibali, que son los dos ciclistas que habían vencido en la cima en la que acababa una etapa que pone el foco ya en los que se van a jugar la carrera y separa el polvo de la paja. Del top ten de la clasificación general han desaparecido algunos nombres y han aparecido otros, los previsibles, aunque no todo sucediera como se esperaba.

Habrá que ir por partes, desechada del relato la aventura de los ocho corredores que intentaron ponerle un poco de chispa a una etapa que los importantes tenían marcada en su agenda, y el primer nombre que aparece es el de Fabio Aru, un escalador puro al que el terreno le hacía tilín, que se inspira en las rampas exigentes. Como en las tácticas del ciclismo moderno ya no se contempla un ataque de largo aliento, el ciclista del Astana esperó hasta los últimos dos kilómetros para lanzar un hachazo que nadie respondió en principio. A esa distancia, era el Sky de Froome el que ponía el ritmo, pero Aru pudo escapar del campo magnético de Mikel Nieve y marcharse hacia adelante.

Fue el momento de la verdad, porque el grupo se descolocó, el BMC había desaparecido tiempo atrás, el Sky desparramó sus piezas por las cunetas y fue Froome el que tuvo que tomar la iniciativa para tratar de atrapar al corredor italiano, aunque sin conseguirlo. No pudo, ni daba la sensación de andar sobrado, como Richie Porte, que se pegó a su rueda y que hace tres semanas, en el Dauphiné, parecía tener una marcha más. Mientras, Contador, y Nairo Quintana se descolgaban, un mal síntoma. O no, porque el madrileño puso su ritmo y en unos metros consiguió de nuevo llegar a la altura de sus contrincantes.

 

Todavía los corredores conservan las fuerzas casi intactas. No es habitual una etapa con final en alto el quinto día, y hubiera resultado extraño ver desfallecer a alguno de los favoritos, aunque al colombiano Quintana se le apreciara un tanto falto de chispa, como le sucedió en la montaña del Giro, donde no pudo superar a Dumoulin. O quizás sea que en estos tiempos es casi imposible encadenar dos esfuerzos tan grandes en apenas un mes.

Nairo fue el más perjudicado por la etapa en la que se refuerzan ciclistas emergentes como Daniel Martin o Romain Bardet, que sin embargo, no parece que vayan a estar a la altura que se necesita para ganar un Tour. En ese estrato aparece Christopher Froome, que en la cima en la que consiguió su primera victoria en el Tour, se volvió a vestir con el jersey amarillo de líder, que no se escapa de las espaldas de los corredores del Sky, el equipo que, decían, llegaba con problemas a la carrera. Ya los quisieran otros. Pero atención a Fabio Aru, ganador de una Vuelta a España, a quien nadie pudo seguir en la primera llegada en alto y que como Nibali, llegó a la cima de las doncellas suicidas vestido con la maglia tricolor de campeón de Italia, un jersey que despierta el apetito a cualquier ciclista.

ALBERTO CONTADOR

"Ha habido un momento en el que he tenido que coger aire porque no me encontraba bien. Han habido diferencias, pero no son muy significativas"

FABIO ARU

"Este triunfo tiene un sabor especial, me faltaba una etapa del Tour de Francia. Estoy muy contento con esta victoria"

bottom of page