TOUR DE FRANCIA 2017 A dos días del comienzo
LA HISTORIA
Félicien Vervaecke en la salida de etapa del Tour en Lille., con su mujer y su perro.
GALLICA BNF
Las mujeres de los ciclistas
Ahora reciben trato preferencialo aunque durante años estuvieron proscritas
En 1907, René Pottier, el primer escalador en la historia del Tour, se colgó del gancho del garaje donde dejaba su bicicleta. Había descubierto que, mientras él subía el Ballon d'Alsace, su mujer se la pegaba con otro. Henri Pélissier maltrataba a la suya, Leonie, que acabó pegándose un tiro. Con esa misma pistola, su segunda esposa, Camille, acabó con la vida del campeón después de recibir una puñalada en una discusión.
Mujeres de ciclista. Giulia Occhini, la dama Bianca, novia de Fausto Coppi, era en Italia como Lupe Sino, la amante de Manolete en España, una proscrita. A la italiana llegaron a detenerla por adulterio; a la española, que en realidad se llamaba Antonia Bronchalo Lopesino, le hicieron la vida imposible por haber conocido al torero en Chicote, un antro de perdición. Cuando Islero mató al ídolo en Linares, se casó en México con otro Manuel Rodríguez, piruetas de la vida. A Giulia Ochini, la Dama Bianca, le acusaban de debilitar a su novio, Fausto Coppi. Nunca les perdonaron su amor adúltero, pero ninguno de los dos se escondía. Un año que el gran campeón italiano no corría el Tour, acudió al Izoard junto a su amante para animar a Charly Gaul.
Bahamontes intentaba ganar siempre la etapa del 7 de julio, porque en casa le esperaba Fermina y era su cumpleaños. Cuando se vistió de líder del Tour pidió conferencia con Toledo. «Fermina, estoy de amarillo». A Anquetil le seguía de cerca Janine, a la que había secuestrado, disfrazado de fontanero, de casa de unos amigos, donde la había escondido su marido. Luego se casaron.Cuando Jacques quiso tener un hijo, Janine le confesó que se había sometido a una ligadura de trompas. Le ofreció a su hija, Annie, para que fuera la madre. Aceptó. Nació Shopie. El gran Anquetil estuvo a punto de perder el Tour de 1964 en los Pirineos, después de una gran comilona en Andorra, junto a su mujer, en la jornada de descanso.
Ocaña nunca pudo ocultar la tormentosa relación con Josiane, que se fabricó una acreditación falsa con un cartel indicador del Tour para poder estar cerca de su esposo en 1973. Josiane tuvo que hacerse con un cartel en un cruce de carreteras. Cogió unas tijeras, un poco de cinta adhesiva, le echó un poco de caradura y ya estaba dentro del recinto reservado a los seguidores acreditados. Estaba harta de seguir la carrera por recorridos alternativos, de ver a su marido desde detrás de las vallas. La descubrieron en la penúltima etapa, pero ¿quién iba a ser el guapo de expulsar a la esposa del líder? El año anterior había tenido que enterarse por la televisión de la caída de su marido en el col de Mente, cuando se disponía a ganar su primer Tour y lo perdió en medio de una granizada inclemente. descubrieron tarde. Ocaña se pegó un tiro después de una fortísima discusión con Josiane.
Indurain nunca dio nada de qué hablar con Marisa; Olano con Karmele, sí. «Ella me ganó media Vuelta a España», confesaba en su retirada, después de que su mujer terciara en los medios acusando a Chava Jiménez de traidor. Armstrong se convirtió en carnaza para las revistas del corazón por su relación con la cantante Sheryl Crow. Sheryl presenciaba las etapas desde los coches, seguía de cerca a su Lance. No siempre es así. La mayoría de las mujeres se quedan en casa y sólo acuden a la tradicional cita de París. El vestíbulo del hotel Paris Etoile se llena, el último domingo del Tour, de chicas jóvenes que saludan a ciclistas famélicos que responden como si regresaran de la oficina.
Tal vez hace unos años desayunaron juntas Catherine Wiggins y Michelle Cound, respectivas parejas de Bradley Wiggins y Christopher Froome, que durante varios días se comunicaron a través de Twitter, arrimando cada una el ascua a su sardina, claro. Cuando murió Tom Simpson, su mujer, Helen, se enteró por la radio del suceso. Luego se casó con Barry Hoban, el gregario de su marido. Los dos se llevaban bien, casi cuestión de familia. Cuando ganó Wiggins, sin embargo, en el ciclismo británico las cosas no estaban igual. «Ver a Rogers y Porte es ver un ejemplo de esfuerzo desinteresado y profesional», escribió la mujer de Wiggins en su cuenta de Twitter, que subtitulaba como «mi propia versión de las cosas». Una velada crítica –o no tan velada– al ataque de Froome en La Toussiere que sacó de rueda a su marido.
Pero fue Michelle, fotógrafa y esposa de Froome, que exhibía un sugerente escote en su perfil tuitero, la que utilizaba y utiliza la red social para defenderse y atacar a partes iguales. Su aportación más llamativa, cuando apuntó, en referencia a Wiggins, aunque sin nombrarlo que «si quieres lealtad, cómprate un perro. Es una cualidad que valoro en Froome pero otros se aprovechan». Es peleona Michelle. «El equipo está siguiendo una estrategia rode-a-dope, se coloca deliberadamente en una posición perdedora».
Tras su exabrupto, Catherine Wiggins prefirió callarse otra vez, pero siguió recibiendo andanadas de la novia de Froome. «Uno nunca sabe lo que pasará, pero si quieren una victoria, ¿por qué no tener dos ciclistas con un margen considerable sobre los demás?» Además, animaba a Luisle Sánchez, a quien un ataque de Wiggins le había impedido ganar una etapa. La guinda la ponía casi al final del Tour. No escribía ella, pero retuiteaba lo que otros apuntaban: «Esperando para ver si VaVaFroome (ánimo Froome) se convierte en trending topic mañana».
Menos mal que llegó la mujer de Mark Cavendish, el campeón del mundo y compañero de ambos, a poner un poco de calma y hacer de intermediaria en el conflicto. «Dejadlo. Poneos a hacer un puzzle o cualquier otra cosa».
No todas las mujeres son el apoyo de sus maridos ciclistas.Algunas van más allá y se convierten en cómplices, como Edita Rumsas, la mujer del tercer clasificado del Tour de 2002, detenida cuando circulaba en coche en la frontera con Italia mientras su marido, Raimondas, recibía honores en el podio de París. Llevaba el vehículo repleto de sustancias dopantes. Como Susana, la mujer de Dario Frigo. La cazaron apenas a veinte kilómetros de donde fue arrestada Edita. También almacenaba en su vehículo varias ampollas de EPO que, según confesó, estaban destinadas a su marido.