top of page

TOUR DE FRANCIA 2017 La carrera

LA CARRERA

Alberto Contador, durante la presentación de los equipos en Dusseldorf.  ASO

¿Otra vez un duelo Froome-Quintana?

El Tour de Francia comienza con 14 kilómetros contrarreloj por las calles de Düsseldorf

Antes de nada, de comenzar a tratar de diseccionar lo que puede ocurrir en el Tour que comienza el sábado en Düsseldorf, quisiera hacer un pequeño comentario íntimo, personal.

 

Durante los últimos 17 años, el mes de julio estuve dedicado en cuerpo y alma a la mejor carrera del mundo. Desde que el año 2000, mi jefe Borja Echevarria, me llamó a casa para decirme que tenía que ir al Tour, no he tenido otro trabajo en el séptimo mes del año. Digamos que en aquella ocasión fue algo inesperado. En principio tenía programado ir a la Vuelta a España, pero apenas cuatro días antes del comienzo del Tour, Borja me comunicó que debía ir yo, que se habían producido una serie de cambios y uno de ellos me implicaba.

 

Fue tanta la premura que mientras Margarita, la secretaria en Madrid, gestionaba mi acreditación, uno de los conductores del periódico viajaba desde la capital de España a la capital del mundo (Bilbao) a traerme el coche que debía utilizar durante los 25 días de turné por Francia. Mientras, yo tenía que ponerme en la cola del banco para cambiar moneda. Llevé pesetas, francos franceses, francos suizos y marcos alemanes. Todavía no se había puesto en circulación el euro y el Tour, que comenzaba en Futuroscope, pasaba por Francia, Suiza y Alemania.

Poitiers está relativamente cerca de Bilbao, así que salí un jueves a las nueve y por la tarde ya estaba en el centro neurálgico de la carrera. Fue un amor a primera vista. Nunca me habría imaginado algo así, gigantesco y a la vez hipnótico. Pensé en aquel momento que ese era el acontecimiento que yo quería seguir cada año y así fue durante más de tres lustros.

 

Primero fui solo; después encontré acompañante en el maestro Javier De Dalmases, la firma de ciclismo de Mundo Deportivo hasta su jubilación y amigo entrañable. Después de haber hecho un Tour con Joan Manuel Serrat, mi voz le parecía horrorosa. Un día, en pleno viaje, le llamó por teléfono Jordi Pujol para pedirle consejo sobre un artículo de ciclismo que estaba escribiendo. Lo cuento porque creo que ya ha prescrito.

 

Los últimos años se embarcó conmigo Xavier García Luque, rúbrica de La Vanguardia, que supongo que este año tendrá que cantar en solitario los magníficos hits que seleccionaba para los larguísimos kilómetros de carretera. Para que se hagan una idea: Luis Aguilé era uno de los más repetidos, aunque también escuchábamos a Manel y su Boomerang, que habla del Tour, Però parlo de temps, crec que era el juliol en què es va fondre l’Indurain, i vam maleir el danès i les rampes d’Hautacam.

Lo pasábamos bien trabajando de sol a sol, lo que no deja de ser una paradoja; o llamando a Teresa, mi ángel de la guarda, para que me solucionara algún problema irresoluble desde el cubículo de las secretarias, las personas más eficaces de cualquier diario. En fin, los tiempos cambian. Veo que mi anterior periódico no ha enviado a nadie en mi sustitución y que por primera vez desde que salió a la calle, no habrá ningún periodista de uno de los grandes diarios de España en la mejor carrera del mundo.

 

Es una lástima pero no seré yo quien critique esa decisión empresarial tomada, supongo, por criterios económicos a causa de esos recortes en la prensa que, sobre todo, afectan a la información, porque no es lo mismo, aunque algunos lo crean, en especial los ejecutivos, ver el Tour desde la televisión a cientos de kilómetros de distancia, que oler la colonia con la que los auxiliares dan friegas a los ciclistas al acabar la carrera, o intentar llegar a tiempo –y me ha sucedido–, al hotel del que se van a llevar detenido a un ciclista.

En fin, son los tiempos. Yo también veré el Tour desde el sofá de casa, algo que no hago desde hace 18 años; y confieso que, posiblemente, daré alguna cabezada en esas monótonas etapas llanas de pelotón indolente, algo que también me ha pasado a veces en las gigantescas salas de prensa del Tour sin aire acondicionado. Que levante la mano quien no se haya quedado frito. Pero procuraré combinar mi experiencia con los recuerdos y la actualidad en estas crónicas de los próximos días.

Entre Froome y Quintana

Por supuesto, el máximo favorito para ganar el Tour es Chris Froome. El corredor británico vuelve a la primera línea en la carrera francesa, aunque reconoce que se enfrenta al mayor reto de su carrera. Puede ser que sea así. Hasta ahora, el ciclista nacido en Kenya se había acostumbrado a ganar el Dauphiné y después hacer lo mismo en el Tour. Siempre fue así en las tres ocasiones en las que subió a lo más alto del podio en París, en 2013, 2015 y 2016. Sin embargo, esta vez no consiguió ganar en la ronda del Delfinato. ¿Síntoma de algo?

Dicen que las aguas corren turbias en el Sky; Froome ha tenido que desmentir rumores que le situaban en el BMC, que la armonía en el equipo británico se ha roto en los últimos tiempos, y eso no es un buen indicio de cara a las tres próximas semanas, pero nunca se sabe si esos supuestos problemas pueden servir de freno o de acicate.

Lo que sí se va a encontrar Froome es un perfil más plano que en las últimas ediciones. No habrá tanta montaña por lo que algunos rivales como Nairo Quintana, creen que "habrá que ser más atrevidos. Todo se jugará en los equipos, en las estrategias que se hagan. Creo que será un Tour con muchas estrategias y muchos movimientos".

 

El corredor colombiano es una incógnita. "He recuperado bien del Giro, la preparación está siendo diferente. El año pasado estuve mejor en la Vuelta que en el Tour. Este año no sé si con la preparación estaré mejor que en el Tour o peor. Por ahora las sensaciones son buenas. Son carreras que para mis características me han ido bien. Tenemos un objetivo, esperemos cumplirlo". En la carrera italiana no mostró su mejor perfil. Se le vio sin chispa, pero los biorritmos cambian de un mes a otro. O eso espera él ahora mismo. 

Como Alberto Contador, que entre caídas y contratiempos lleva unos cuantos años sin cogerle el truco a una carrera que ganó dos veces y otra más que luego una sanción le arrebató. Sigue empeñado en hacer un buen Tour, en ganarlo. Como Richie Porte, eterno aspirante, que llega esta vez con más ganas que nunca y argumentos sólidos en sus piernas. Dice Froome que es el favorito. Los catorce kilómetros en Dusseldorf pueden empezar a dar una pequeña idea de lo que sucederá en las semanas próximas. Siéntense ante el televisor y disfruten.

bottom of page