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GIRO DE ITALIA 2017 Séptima etapa: CASTROVILLARI-ALBEROBELLO 224 KMS.

El actor Patrick Dempsey, vestido de ciclista, en la salida del Giro.

GIRO DE ITALIA

Anatomía de un Giro gris

Caleb Ewan gana la etapa que no se sale del guión de una primera semana decepcionante

CLASIFICACIÓN DE LA ETAPA

 

1. Caleb EWAN (AUS)    23    5:35:18
2 Fernando GAVIRIA (COL)   m.t.
3  Sam BENNETT (IRL) m.t
4  André GREIPEL    (GER)  m.t.
5  Jasper STUYVEN    (BEL)  m.t.
6  Ryan GIBBONS    (RSA)    m.t.
7  Enrico BATTAGLIN (ITA)  a 2
8 Rüdiger SELIG    (GER) a 2
9 Aleksei TCATEVICH    (RUS) a 2
10 Vincenzo NIBALI    ITA a 2

CLASIFICACIÓN GENERAL

1. Bob JUNGELS (LUX) 33:56:07
2  Geraint THOMAS  (GBR)  a 6
3 Adam YATES  (GBR)  a 10
4  Vincenzo NIBALI (ITA)  a 10
5  Domenico POZZOVIVO (ITA) a 10
6 Tom DUMOULIN  (NED) a 10
7 Nairo QUINTANA  (COL)  a 10
8 Bauke MOLLEMA  (NED)  a 10
9  Andrey AMADOR  (CRC) a 10
10 T. VAN GARDEREN (USA)  a 10

Patrick Dempsey, el doctor Sheperd de Anatomía de Grey, se presentó en la salida de la etapa del Giro vestido de líder, con una maglia retro, con cuellos, parecida a las que se lucían en los tiempos de Coppi y Bartali, o Van Est, que era líder del Tour cuando cayó por un barranco en el Aubisque y después protagonizó un anuncio de prensa en el que decía que "caí 70 metros, mi corazón dejó de latir pero mi Pontiac de pulsera siguió funcionando". Más que nada porque Dempsey también está en el Giro anunciando una marca de relojes, Tag Heuer.

 

De vez en cuando aparece algún famoso patrocinado en la carrera y se anima el asunto, porque pasar, lo que se dice pasar, pasa muy poco, y ya llevamos una semana de Giro. Todavía no ha aparecido un ciclista con el coraje suficiente como para plantar cara al resto del pelotón y decir que allí está él, dispuesto a todo, como hicieron hace varios siglos, los habitantes de Alberobello para terminar con su precaria situación.

 

Si han visto la etapa por televisión de habrán fijado en los peculiares edificios de la localidad del tacón de la bota italiana. Se llaman trullos, y son así porque estaban construidos originalmente en piedra seca, sin cemento. Los Acquaviva, que eran los que mandaban en la zona, no permitían otra cosa, porque si allí había una ciudad, debían pagar un tributo, y tal como estaban, en precario, si se anunciaba una inspección o una visita real, podían demolerse en unas horas.

 

Hasta que un pelotón de atrevidos vecinos se acercó hasta Taranto para explicarle la situación al rey, que emitió un decreto que liberaba el pueblo. Y comieron perdices, y fueron felices, como Caleb Ewan, el más rápido entre los rápidos, que enseguida supo que le había ganado a Gaviria, sin necesitar la foto finish, que los jueces sí utilizaron. Los sprinters tienen ese instinto; saben cuándo han vencido o han sido derrotados. A Gaviria tampoco había que enseñarle la foto.

 

Los llegadores son los únicos que se están divirtiendo por ahora en un Giro que durante la primera semana ha sido como los que el patrón arquetípico de la carrera rosa, Vincenzo Torriani, le ponía a Francesco Moser en bandeja. De los que se supone, tienen que estar al final en los primeros puestos, no se sabe casi nada. Como mucho, las pulsaciones, la velocidad y los vatios que desarrollan, que para eso ha diseñado la web de la carrera un apartado que, supuestamente, arroja esos datos en tiempo real. En la séptima etapa eligieron a los sprinters, como es lógico, y ese era el único entretenimiento que, en realidad es tan divertido como ver avanzar la barrita de descargas delante del ordenador hasta que llega al cien por cien.

 

El guión de la etapa no varía de una jornada para otra, como el que va un día sí y otro también a la función de La Ratonera de Agatha Christie, que se representa en Londres desde los años cincuenta del siglo pasado. Los aficionados al ciclismo saben que no se van a encontrar ninguna sorpresa. Todo se desarrolla según lo previsto: una escapada consentida de un par de modestos, esta vez Giuseppe Fonzi y Dmitry Kozonchuk, la caza programada para los kilómetros finales y el trabajo de los equipos de los llegadores, en esta ocasión en un terreno complicado con calles estrechas que rompió el ritmo del pelotón, que llego partido.

 

Caleb Ewan fue por primera vez el más listo. Greipel equivocó el camino, Gaviria enfiló tarde y se quedó a un paso y el australiano, que sintió el aliento en la nuca del colombiano, aguantó para ganar. El ya sabía que lo había hecho. No le hacía falta la foto finish.

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