TOUR DE FRANCIA 2017 3 de julio 3ª etapa Verviers-Longwy / 212,5 kms.
LA CARRERA
Peter Sagan se refresca instantes después de ganar la tercera etapa. ©ASO
De verdad con una pierna
Peter Sagan consigue su primer triunfo pese a perder el pedal a 200 metros
Peter Sagan es un fenómeno. En la carretera y fuera de ella. Tiene estilo hasta cuando deja la bicicleta en la cuneta y se mete en una autocaravana a hacer sus necesidades. Su forma de correr engancha al aficionado y él no se esconde nunca. Sabe que es un superdotado del ciclismo y lo asume con naturalidad y alegría. En sus victorias nunca hay rabia, revancha o ajustes de cuentas sino satisfacción y fiesta, y lo transmite a los aficionados, entre los que cada vez gana más adeptos.
Venía de chico malo, travieso, pero como es inteligente, enseguida se dio cuenta que pellizcar a las azafatas del podio no es lo más conveniente para hacer carrera en las relaciones públicas, así que fue una vez y no más. Desde entonces no ha tenido gestos extemporáneos, salvo en algún enfado, como cuando una moto le tiró al suelo en la Vuelta a España cuando iba camino de ganar una etapa. Tenía razón, por otra parte.
Ha ganado ya dos campeonatos del Mundo y todas la carreras que ha podido, y ha sido proverbial su paciencia cuando ha encadenado segundos puestos como si tuviera un gafe que le persigue en algunas carreras.
En la ciudadela de Longwy, donde la polémica se centraba en que si ese Vortex que llevan los maillots del Sky es legal o no, el nombre de Sagan aparecía en todas las quinielas por mucho que ese gran escaparate que es el Tour pusiera en primer plano el debate por los maillots, que nadie debe olvidar que la UCI homologa antes de que los equipos los utilicen. Pero a pesar de que el campeón del mundo tenía la etiqueta de favorito en un final que le venía de perlas, parecía que podría llegar uno de esos días en los que apuntarse al peor puesto de una competición deportiva, esa que hace que te llamen segundón, pero no.
Hace unos días, en la Vuelta a Suiza, que fue su antesala para el Tour, varios medios dijeron, tras una de sus dos triunfos de etapa, que había ganado con una sola pierna. Era, por supuesto, una exageración admirativa sobre su poderío en las llegadas. Sin embargo esta vez ganó con una pierna de forma literal. Se había puesto en cabeza, con su poderosa pedalada que en él parece tan natural, cuando se le salió la zapatilla del pedal derecho en pleno sprint. Después de 1.600 metros de ascensión, con el esfuerzo que supone ponerse en cabeza después de seguir la estela de Richie Porte, parecía definitivo.
Pero con con Peter Sagan, que ni siquiera se inmutó. Iba tan fuerte que ni Daniel Martin ni Michael Matthews pudieron adelantarle por la derecha y por la izquierda. Con una tranquilidad asombrosa encajó de nuevo el pie en su pedal Look y siguió pedaleando hasta la meta para ganar su novena etapa en el Tour, y las que quedan. Ganó con una sola pierna y luego se entregó a ese ejercicio que repite cada día, de contestar a cualquier micrófono que se le ponga delante, con un tono monocorde y una paciencia infinita. La de un crack que disfruta corriendo y ganando.
Y mientras, la etapa que atravesó el circuito de Spa Francochamps y se definió en la cuesta de Longwy, sirvió para observar por una mirilla lo que puede ser el Tour de aquí en adelante. Por primera vez se vio a Alberto Contador en los lugares de cabeza, en el último kilómetro, aunque pareció echar el freno para no gastar fuerzas que debe conservar porque aún no se ha llegado a esa frontera entre el "queda mucho Tour" y "las piernas están ya muy fatigadas".
También andaba por allí Nairo Quintana, y por supuesto Richie Porte, que pareció subir la cuesta como quien lava, y Chris Froome, que ya es segundo en la clasificación. Si alguien tuvo dudas al verle retrasado a falta de 600 metros, el británico se las disipó en un santiamén. Y por mucho que se debata y algunos directores pongan el grito en el cielo, las pedaladas de Froome no son cosa del Vortex, ese material de con bolitas aerodinámicas que, dicen, hacen ganar mucho tiempo en las contrarrelojes y que, por cierto, el Movistar de Nairo Quintana utiliza hace unos cuantos meses.
PETER SAGAN
"Soy un chico afortunado. He cometido errores, pero ha funcionado. A la postre, ha sido un final feliz"
GERAINT THOMAS
"Estoy empezando a acostumbrarme, y eso es bueno para mi ánimo. Froome está protegido, así que, todo bien"