Tenemos un problema
Tenemos un problema, y gordo. El Athletic, por su peculiar filosofía, no puede pescar en los caladeros que frecuentan el resto de los clubes del mundo. Todos lo asumimos y lo aceptamos, e incluso, a veces, hacemos la vista gorda con alguna excepción a la regla, ciertas trampas al solitario que nos permitimos para asimilar lo presuntamente inasimilable, y hay un caso reciente que desde hace unos días viste la camiseta gualdinegra del Basconia. Vale. ¿Quién no se ha saltado un semáforo en ámbar para evitarse un minuto de parada? Pero el problema no viene por ahí, sino por la cada vez menor capacidad del club para hacerse con los servicios de los futbolistas que sí podrían jugar en el Athletic y no lo hacen por diversas circunstancias.
El fútbol se está volviendo cada vez más loco, la burbuja sigue engordando y los fichajes de jugadores de medio pelo se disparan a cifras escandalosas. Por otro lado, apelar al sentimiento romántico o al sentido de pertenencia empieza a no colar entre los futbolistas con posibles.
Pero si lo que están contando de Mikel Merino es cierto, alguien en Ibaigane tendrá que salir a dar explicaciones, pues no se puede entender el asunto si no es como una presunta negligencia, aunque ya sé que esta afirmación que hago es un brindis al sol. Nadie dará explicaciones. Es más, nadie admitirá que el Athletic intentó fichar al futbolista navarro.
Pero por mucho que lo nieguen, Merino ya interesaba al Athletic la temporada anterior y el Borussia se lo llevó por una cantidad mínima. Vale otra vez. No jugaba y en enero, el Athletic volvió a interesarse por él. Desde entonces, el club rojiblanco ha trabajado por fichar al futbolista, aunque a la vista de lo que ha sucedido, emplear el verbo trabajar resulta exagerado.
Por medio aparecieron algunos clubes también interesados, pero el jugador, al parecer, quería fichar por el Athletic, y eso, por lo que se ve, llenó de orgullo y satisfacción a la directiva de Josu Urrutia que pensó que, como una manzana madura, Merino caería del árbol en cualquier momento porque en el Athletic juega el que quiere jugar, y bla, bla, bla. Pero no. Apareció por medio el Newcastle de Rafa Benítez, que al parecer habló con el futbolista, y lo sedujo.
Si es así, tiene narices. Muy mal se tienen que haber hecho las cosas para que hayan acabado de esta manera, porque si Benítez, con una conversación telefónica, consiguió fichar a Merino, habrá que convenir en que las capacidades de convicción del Athletic son muy escasas. ¡Que Cuco Ziganda es amigo de su padre!
¿Será eso, o es la postura inflexible de los negociadores rojiblancos? Da la sensación de que se plantaron en el "no es no" de Pedro Sánchez, como si la opción de cesión con posibilidad de compra no fuera tan digna como otra cualquiera; como si el Athletic no se pudiera rebajar a tener en sus filas a un futbolista cedido por otro equipo. Y eso no es cuestión de filosofías sino de mentes cerriles. Mikel San José llegó al club cedido por el Liverpool, con una opción de compra, y aquí lleva ocho años, claro que fue con otro presidente. Ahora Merino se va a Newcastle con un acuerdo parecido. Según cuentan, si se queda en Inglaterra, el equipo de la Premiere pagará menos de lo que ofrecía el Athletic por la compra, así que no acabo de entender nada y tenemos un problema, un gran problema. Y muchos millones de euros en el banco. Habrá que emplear métodos más agresivos que lo del amor a los colores.