El tiempo y la razón
Muchas veces es bueno dejar pasar el tiempo para madurar las cosas. Permitir que la distancia mejore la perspectiva y que ponga todo en su sitio. Ha pasado un año desde que el Athletic femenino, con un gran esfuerzo y un talento innegable, ganó el campeonato de Liga. Fue un acontecimiento importante que se vio empañado por la decisión de un sujeto al que nunca se vio por Lezama en los partidos del equipo de Joseba Aguirre, que montó una petición a través de internet para solicitar firmas, alrededor de 30.000, para que el equipo celebrara el título a bordo de la Gabarra, según él, el método tradicional del club para festejar los campeonatos, –aunque se haya usado sólo dos veces en más de un siglo–. La petición encontró eco y recibió muchas firmas. La prensa, la radio y las televisiones nacionales se ocuparon del caso. Estoy mirando twitter y veo decenas de mensajes de aquellas fechas. El Athletic sufrió la pena de los telediarios y se escribieron artículos de opinión y editoriales afeando la conducta del club, sin caer siquiera en lo que supone sacar la Gabarra. Al final, la celebración fue multitudinaria. Diez mil personas apoyaron al equipo en Begoña, el Ayuntamiento y la Diputación (las otras 20.000 que habían firmado se quedaron en casa). Fueron recibidas por el alcalde y el Diputado general, que adecuaron sus agendas a las de las celebraciones y cerraron las calles que tuvieron que cerrar para el paso del autobús descubierto que transportaba a las campeonas.
Del título se habló poco, muy poco. Ninguno de esos medios que, de repente, descubrieron el fútbol femenino, destacó el mérito de unas chicas que habían derrotado en el césped a dos equipos como el Barcelona y el Atlético de Madrid. Tampoco resaltó nadie el hecho de que el Athletic tuviera a todas las jugadoras inscritas en la Seguridad Social con contrato profesional y que, por ejemplo, viajaran en avión, como los jugadores del primer equipo, y sin las incomodidades de la mayor parte de los conjuntos de la máxima categoría que tienen el autobús como un segundo hogar. De eso nada. Transcribo, por su interés, lo que publicaron algunos medios, en este caso el diario Levante, –¿cuanto interesará en Valencia el Athletic femenino?–, porque resulta esclarecedor: "Partidos de prácticamente todo el espectro político, el alcalde de Bilbao, la directora del Instituto Vasco de la Mujer o incluso el presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), el bilbaíno Miguel Cardenal, expresaron su opinión sobre este asunto.«No conozco los detalles pero me parece un tema trascendente. Lo voy a estudiar con detenimiento, pero como premisa general manifiesto que la celebración y los méritos debe ser los mismos para el deporte masculino y el femenino», señaló Cardenal". El nefasto Cardenal, añado.
Pero han pasado doce meses y después del silencio informativo con el fútbol femenino de todos esos medios que se escandalizaron por el asunto de la Gabarra, la Liga femenina ha terminado otra vez, como tiene por costumbre. En esta ocasión la ha ganado el Atlético de Madrid por primera vez en su historia, y después de una disputada pugna con el Barça. Pasan los días, porque esto fue el fin de semana, y no acabo de ver registrada ninguna petición en change.org para que el equipo femenino del Atlético acuda a Neptuno en pleno a celebrar el título con sus aficionados. Como la Gabarra, ir a Neptuno es la forma colchonera de celebrar los títulos. Pero La Sexta y compañía siguen sin reaccionar y los gurús radiofónicos aún no han afeado la conducta de Enrique Cerezo. Ni siquiera el secretario de Estado para el Deporte ha expresado su opinión. Ni le han preguntado, claro.
Leo por ahí, eso sí, que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, les va a recibir en breve y que la alcaldesa, Manuel Carmena, está buscando un hueco en su agenda. Y que ya les llamará, si eso. ¿No es una vergüenza?, ¿por qué no se indignan los medios ahora? El tiempo es un juez inexorable. Como siempre.