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GIRO DE ITALIA 2017 Décima etapa: FOLIGNO-MONTEFALCO 39,8 KMS. (CRI)

Tom Dumoulin durante un momento de su participación  en la contrarreloj del Giro de Italia

GIRO DE ITALIA

Dumoulin pone el Giro en otra fase

Nairo Quintana pierde la maglia rosa y es segundo a 2,23 del neerlandés tras la crono

CLASIFICACIÓN DE LA ETAPA

 

1.  T. Dumoulin (SUN) 50’37”
2. G. Thomas (SKY) a 49”
3. B. Jungels (QST) a 56”
4. L. Sánchez (AST): a 1’40”
5. V. Kiryienka (SKY): a 2’00"
6. Vincenzo Nibali (TBM) a 2'07"
7. Maxime Monfort (LTS) a 2'13"
8. Jan Tratnik (CCC) a 2'13"
9. Jos Van Emden (TLJ) a 2'15"
10. Andrey Amador (MOV) a 2'16"

CLASIFICACIÓN GENERAL

1 T. Dumoulin (SUN) 42h57’16"
2. N. Quintana (MOV) a 2'23''
3. B. Mollema (TFS) a 2'38"
4. Thibaut Pinot (FDJ) a 2'40''
5. Vincenzo Nibali (TBM) a 2'47''
6. B. Jungels (QST) a 3'56”
7. D. Pozzovivo (ALM) a 4'05''
8. I. Zakarin (KAT) a 4'17''
9. Andrey Amador (MOV) a 4'39"
10. S. Kruijswik (TLJ) a 5'19''

Es posible que muchos no estén de acuerdo con lo que voy a escribir a continuación, y lo comprendo, pero ¿han visto ustedes un espectáculo deportivo más aburrido que una contrarreloj ciclista? Yo no, y me encanta el ciclismo. Si eres un espectador de a pie, de los que observan la etapa desde la cuneta, ver pasar cada minuto, aproximadamente, a un ciclista precedido por una moto y seguido por un coche no es algo demasiado llamativo.

 

En realidad da la sensación de que todos los corredores, más o menos, hacen lo mismo; si lo ves a través de la televisión sólo la tecnología GPS salva un tanto la emoción. Es incluso agobiante y hasta desagradable observar a un ciclista en primer plano, con una postura poco natural, totalmente rígido, sin mover un milímetro el cuerpo, con la mirada perdida en el infinito o empotrada en el pulsómetro, sudando a mares y a veces echando espumarajos por la boca.

En esta especialidad, los más entusiastas y entendidos consiguen encontrar belleza en ese esfuerzo, muy similar, por otra parte, a la que algunos talibanes del fútbol le encuentran a un partido  en el que los equipos ejecutan con rigor los mandamientos de sus respectivos entrenadores y acaban empate a cero y aburriendo a las ovejas. Se suele aludir, en esos casos, a la riqueza táctica. Si acaban 5-4 y con el público haciendo la ola siempre encuentran peros.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En la contrarreloj, lo mismo. Menos mal que existen el GPS y los puntos intermedios para marcar diferencias, porque, a pesar de los años que llevo en esto, y no descarto que se deba a mi torpeza, salvo en casos evidentes, no alcanzo a distinguir cuando un ciclista rueda "redondo" y otro está atrancado, salvo que el rotulito de la televisión indique las diferencias de tiempos. Por supuesto, si un corredor va pegando chepazos, o haciendo eses por la carretera ya lo distingo, faltaría más, pero sospecho que muchos comentaristas televisivos sólo hacen observaciones sobre tal o cual al abrigo de los datos que van saliendo.

Dicho lo cual, creo que aunque sean aburridas, las contrarrelojes son imprescindibles en una gran carrera por etapas, y que a veces las carga el diablo. Sirven para separar el grano de la paja, para tranquilizar al pelotón y poner a cada uno en su sitio. Incluso, y aunque sea una contradicción, para darle la emoción debida a la carrera.

 

Como hizo Tom Dumoulin en Foligno, a unos pasos de Asís. En 1995 el Giro empezó a decidirse nada más empezar con una crono entre las dos ciudades, que ganó Tony Rominger bajo la lluvia. Eran sólo 19 kilómetros y el suizo se vistió de rosa el segundo día y no se despojó de la prenda hasta bajarse del podio en el Parco Sempione de Milán. Dumoulin, al que empiezan a comparar con Miguel Indurain, le quitó la maglia a Nairo Quintana, que es ahora segundo en la General, distanciado en 2,23, después de realizar un recorrido ideal para el neerlandés nacido en Maastricht, casi tres minutos más lento.

Pese a que por televisión todos parecen iguales, está claro que no es así, que Dumoulin, que ha tratado el pasado invierno de modelar su cuerpo y perder kilos, se adapta como un guante a todos los terrenos y en especial, vuela en distancias y recorridos como el de la crono, que va a más y que está muy fuerte.

Nairo, por contra, no alcanzó las expectativas que se había trazado. Planeaba perder mucho menos ante un especialista, y eso le obligará a atacar en la montaña para restañar las diferencias que se han abierto. Estaba cantado que Dumoulin se vestiría de rosa en Foligno, pero no se adivinaba una ventaja tan amplia que abre el abanico de posibilidades de aquí al final, porque el neerlandés es un ciclista sólido y porque los escaladores –Nairo, Pinot, Nibali y compañía–, tendrán que andar muy finos y distanciarle a partir del sábado en el Santuario de Oropa y luego en los Dolomitas. No vale con enjugar la diferencia actual. El Giro acaba en una contrarreloj en Monza, en la que Dumoulin  será de nuevo el gran favorito. "Cinco minutos por lo menos", piensa Eusebio Unzue.

Por cierto: Mikel Landa acabó la etapa a poco más de cuatro minutos del ganador Dumoulin y parece que poco a poco se recupera de la caída por culpa de la moto de un policía. La General parece imposible para el alavés, aunque si mejora del todo podrá luchar por las etapas.

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