El reto de Kepa
El récord Guinness de los porteros le ha durado muy poco al Athletic, apenas unos días, de jueves a sábado. Justo hasta que Yoel, el guardameta del Eibar, cometió una falta al borde del área en el minuto 40 del partido de esta tarde en Ipurua contra el Sevilla, que le costó la tarjeta roja. Tuvo que salir al campo Markel Areitio, hijo del botillero de Pablo Berasaluze, nieto de Carmelo Cedrún y por tanto, sobrino de Andoni, estirpe de guardametas. Fue el tercer portero del Eibar en sólo cien minutos de juego. No pensaba el chaval de Durango que iba a debutar de forma tan abrupta en Primera División; que además no encajaría goles y que su equipo lograría sumar un punto, pese a terminar el partido con nueve jugadores ya que Dani García fue también expulsado, como el técnico, José Luis Mendilibar, por un árbitro de gatillo fácil con los equipos más modestos.
Es una buena noticia. Otro portero vizcaíno que juega en Primera División, y que lo hace apenas una semana después del debut de Kepa Arrizabalaga, uno de los que le cerró el paso en Lezama, donde en unos años se ha producido una sobreabundancia de buenos guardametas.
Kepa volverá éste domingo a la portería del Athletic y lo hará en San Mamés, donde confirmará la alternativa que le dio Valverde en Riazor. Allí, en La Coruña, confirmó las buenas sensaciones que dio en sus dos años de cesión en Ponferrada y Valladolid, donde dejó muy buenos recuerdos. Ahora le toca lo difícil, jugar en casa, frente a la afición rojiblanca, que históricamente ha sido muy exigente con sus guardametas. La Catedral puede hundir a un portero, sí. Lo ha hecho con unos cuántos en las últimas décadas. Posiblemente, Gorka Iraizoz, que jugó los dos primeros partidos de Liga, fue el que mejor aguantó la presión de las gradas de San Mamés, y ese silencio maestrante que se convierte en runrún cuando el guardameta de turno no es capaz de cumplir con las expectativas que sobre él se crean cuando debuta con la camiseta del Athletic.
Y es que en San Mamés ha jugado Iribar, cuya sombra es muy alargada, y aún se extiende sobre las dos áreas del coliseo rojiblanco. De hecho, sólo Andoni Zubizarreta pudo superar la prueba del algodón después de un comienzo titubeante. Tuvo la suficiente fortaleza de carácter para hacer olvidar durante sus años en el Athletic, el recuerdo del Chopo, y ampliar después su leyenda en las porterías del Barcelona y el Valencia, aunque él hubiera preferido, como su ídolo y mentor, completar toda su carrera en Bilbao.
Resulta un tanto baladí pedir paciencia con Kepa Arrizabalaga. En el fútbol los acontecimientos transcurren demasiado rápido, pero la afición del Athletic tendrá que tenerla; comprender los errores de juventud que pueda cometer y apoyar su trabajo. Dicen que el futbolista de Ondarroa, pueblo de porteros, es un chaval tranquilo, que apenas se inmuta, lo cual es un punto a su favor. Ante el Valencia se le presenta una gran oportunidad, pero también un reto difícil. No creo que a ningún seguidor rojiblanco se le pase por la cabeza vivir de nuevo, cuando se retire Gorka, un vodevil parecido al de la temporada en la que desahuciado Dani Aranzubia, que también llegó a la portería del Athletic en medio de una gran expectación, mientras le disputaba la titularidad de la selección Sub 21 a Iker Casillas, el club recurrió al fichaje de Armando, que era el tercer portero del Cádiz, de Segunda B, para contentar al entrenador y a la grada, que desconfiaba del riojano hasta cuando sacaba de puerta. Kepa tiene un reto, la afición, otro.